Critica Z (1969) - Zinéfilos - Blog de cine (2024)

No es la Z de Zinefilos, tampoco es la Z de Bola de Dragón, tampoco es la Z de Guerra Mundial ni la Z del Zorro. Es simplemente, Z, la película de Costa-Gavras.

Z es un drama político dirigido brillantemente por el griego de nacimiento Konstantinos Gavras, aunque francés de adopción conocido más comúnmente como Costa-Gavras. Con Z Costa-Gavras conseguir llamar la atención sobre la supuesta democracia en Grecia después del estremecedor asesinato del profesor y legislador de izquierdas Gregorios Lambrakis ocurridoen Salónica en 1963.

Costa-Gavras y el guionista madrileño Jorge Semprún basándose en la novela de Vassilis Vassilikos nos cuenta la investigación posterior tras el brutal asesinato de un político liberal tras pronunciar un discurso en una manifestación pacifista. La película está basada ficticiamente en los hechos sucedidos mencionados anteriormente (aunque hay señales claras de que es Grecia) pero con un toque satírico de Costa-Gavras que hará las delicias de los amantes de las reflexiones humanas, libertarias y existenciales.

Para hacerse una idea basta con traducir el mensaje que aparece en los créditos iniciales: «Cualquier parecido con hechos reales, y personas vivas o muertas, no es accidental. Es INTENCIONADO.»

Z nos deja estupendas interpretaciones. Por un lado destacamos a Jean-Louis Trintignant en el papel de imperturbable magistrado que investiga el caso,a Pierre Dux en el papel de General de Policía y Jacques Perrin el oportunofotógrafo . Por otro lado destacamos en papeles más breves a Irene Papas quizás un poco exagerada en su papel de Hélèneesposa deYves Montand que se meterá en el papel de Z.

Z es una coproducción de ArgeliayFrancia con actores franceses y griegos principalmente. Presenta una nítida fotografía de Raoul Coutard. Desde el principio tienes la sensación de estar viendo la crónica de una muerte anunciada. El caso se irá desvelando por medio de flashbacks que no sólo servirán para ir aclarando la situación sino que además irá in crescendo nuestra indignación y sensación de caos. El estilo de Garvas se aprecia con unas técnicas de montaje discontinuas y un ritmo frenéticoen sus 127 minutos de duración.

Mikis Theodorakis compositor griego tras el asesinato de Gregoris Lambrakis funda las Juventudes Lambrakis. Es elegido por primera vez diputado por la alianza de socialistas y comunistas EDA. Ese mismo año compone la música para Zorba el griego y por supuesto es el encargado de poner su estilo inconfundible en Z.

En los créditos de cierre, en lugar de mostrar el reparto y el equipo de rodaje, se muestran las cosas prohibidas por la Junta Militar. Entre ellas están: los movimientos pacifistas, el derecho a huelga, los sindicatos, el pelo largo en los hombres, los Beatles, cualquier otro tipo de música moderna y popular, Sófocles, León Tolstoy, Esquilo, escribir que Sócrates era hom*osexual, Eugène Ionesco, Jean-Paul Sartre, Antón Chéjov, Mark Twain, Samuel Beckett, la sociología, las enciclopedias o la libertad de prensa. También prohibía la letra Z, que aparece garabateada en la última imagen de la película, como un recordatorio simbólico de que “el espíritu de la resistencia vive” (en griego clásico, ζει o zei quiere decir «vive»).

Imprescindible para amantes del cine político y social.

Premios

1969: 2 Oscar: Mejor película de habla no inglesa, montaje. 5 nominaciones
1969: Globos de oro: Mejor película extranjera
1969: Festival de Cannes: Premo del Jurado y Mejor actor (Jean-Louis Trintignant)
1969: Círculo de críticos de Nueva York: Mejor película y director

Z

Título original: Z
Año: 1969
Duración: 127 min
País: Argelia
Director: Constantin Costa-Gavras
Guión: Jorge Semprún
Música: Mikis Theodorakis
Fotografía: Raoul Coutard
Reparto: Yves Montand, Jean-Louis Trintignant, Irene Papas, Jacques Perrin, François Périer, Pierre Dux, Charles Denner, Marcel Bozzuffi
Productora: Coproducción Argelia-Francia; Reggane Films / O.N.C.I.C.
Género: Drama | Política. Crimen

Sinopsis:En un país regido por una corrupta democracia, donde el gobierno utiliza a la Policía y al Ejército para erradicar cualquier amenaza izquierdista, un diputado de la oposición es asesinado en plena calle cuando acababa de presidir un mitin de carácter pacifista. De la investigación del caso se encarga un joven magistrado, consciente de que se trata de un crimen político cometido por dos sicarios a sueldo. Al mismo tiempo, un ambicioso periodista se servirá de métodos poco ortodoxos para acumular pruebas que inculpen a varios militantes de un partido de extrema derecha, los cuales, a su vez, atribuyen la responsabilidad del atentado a altos cargos de la policía y del ejército.